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Técnicas de persuasión


Ya que estamos en tiempos electorales en México, comparto con ustedes una lista de 8 puntos de trucos propagandísticos que usan los políticos para influir en el pensamiento de las masas.


1.- La utilización de imágenes preestablecidas y de estereotipos. Un estereotipo es un modelo que se repite una y otra vez sin variación, con falta de originalidad. Todas las sociedades tienen la peculiaridad de estereotipar a su gente o a las personas que conforman otras sociedades, creando clichés o cartabones. Día con día tipificamos a los demás, ocasionando que las imágenes públicas de nuestros compañeros sociales y laborales se introduzcan en nuestras conciencias cotidianamente y se vuelvan impresiones fijas, casi inmóviles, concepciones previas a la experiencia vívida, real, auténtica, del frente a frente.

2.- El cambio de nombres el especialista en la generación de nuevas concepciones al través de la propaganda busca influir en su audiencia cambiando las palabras neutras por otras más acordes con sus propios fines; hablamos aquí de términos cuya carga ideológica remita al receptor a imágenes que por sí solas hagan que cobre conciencia de una nueva realidad.

3.- La selección. El emisor busca, al través de este mecanismo, aplicar un filtro en una vasta gama de hechos complejos para la audiencia, dejando pasar sólo los adecuados a sus fines y asequibles para su público. En este tenor, hablamos de un proceso selectivo muy semejante a lo que llamamos comúnmente censura; por eso ha sido, es y será una herramienta útil para el estratega de la propagada.

4.- El empleo de la mentira. Aquí caemos en la sempiterna discusión entre el ser y el deber ser, una discusión nunca zanjada del todo que ha originado largos foros en los que la moral ha buscado imponerse sobre la práctica diaria. Sin embargo, más allá de este dilema, retomemos el planteamiento emitido por J.A.C. Brown que señala que a lo largo del tiempo y sobre todo en escenarios de conflicto bélico, la mentira que raya en el descaro ha sido multiempleada en aras de justificar acciones punitivas por parte, sobre todo, de quieres toman en sus manos el derecho internacional como mecanismo justifica torio de sus afanes expansionistas. Ejemplo perfecto de este recurso es el argumento usado por George W. Bush para justificar, en el año 2003, la incursión militar de Estados Unidos en Iraq para deponer a Saddam Hussein: la existencia de armas químicas y nucleares, afirmación que hasta la fecha no se ha podido comprobar y que incluso ha ocasionado muertes sospechosas entre los involucrados en el montaje internacional.

5.- La reiteración. Las frases estridentes, los lemas políticos, las palabras clave y el empleo de símbolos son herramientas útiles para reforzar las declaraciones vertidas una y mil veces. Mediante la reiteración se busca crear en la sociedad una imagen renovada de algunos actores involucrados en el quehacer propagandístico.

6.- La afirmación. Antes que argumentar, con todos los riesgos que esto puede significar para el que lo intenta, es mucho mejor afirmar. Los estudiosos han hecho notar que es preferible hacer aseveraciones hasta de carácter temerario que buscar reforzar una tesis que pueda echarse abajo. La propaganda delimita el ámbito discursivo y no busca ser rebatida sino aceptada.

7.- Mostrar al enemigo. El creativo de la propaganda suele especializarse en señalar o crear enemigos de sus públicos; ejemplos de tal estrategia abundan en la historia de la disciplina. ¿Cuántas veces nos han hablado de los enormes peligros que para la democracia significan tales o cuales ideologías o del riesgo que representan los grupos políticos ligado con ellas?

8.- Señalar a la autoridad. Todo grupo humano necesita, de una u otra manera, una guía, una persona que le aconseje qué hacer y cómo hacerlo; es aquí donde un líder o la figura de una autoridad real o simbólica aparecen; esa figura destacada, prominente para un sector de la sociedad, hará que la sugestión será mayor. Día con día vemos en los medios de comunicación que el experto en tal o cual materia nos habla con tono doctora, cuasi místico, de las bondades del producto X o de la maravilla Y. aquí se evidencia el hecho de que lo que señala un experto no tiene por qué no ser verdad, sobre todo si la imagen que él mismo ha creado a lo largo del tiempo ante su público ha sido pulcramente cuidada. Si bien lo hablamos de un proceso mágico, siempre infalible, sí con templamos el hecho de que esa buena imagen pública le ganará, las más de las veces, una vasta credibilidad ante su audiencia. Los estudios en torno del cambio de mentalidad, o de la creación de una nueva imagen pública realizada por estrategas o consultores del ámbito, señalan que cualquier cambio de creencia pretende las grandes modificaciones del entorno social, científico y hasta cultural. Tal como se ha planteado, “hoy se teme más que nunca al posible manipulador del pensamiento, y se le teme aún más en los países libres que en los totalitarios”; por estas reticencias sobre la existencia o la carencia de una visión ética del trabajo propagandístico, los creativos de esta especialidad, frecuentemente consultores en imagen pública, tienen que ofrecer nuevas perspectivas que contribuyan a iluminar en una disciplina acusada, no sin cierta razón, de ser una máquina lavadora de cerebros.

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