TRUCOS DEL MARKETING que parecen magia
Saludos desde tierra salvaje.
Por favor que se retracte todo el que haya dicho o pensado en algún momento que los publicistas viven a cuerpo de rey y no empiezan a trabajar nunca hasta las 12 del mediodía. Cómo se os ha podido pasar esto por la cabeza, ¡válgame Dios! Basta con ver los anuncios de relojes que están todos rodados a las 10.10 horas, absolutamente todos. Y si los ruedan a esa hora calculo yo que entre haber preparado el plató, los focos, haber maquillado a los actores, haber puesto a punto el equipo técnico, y haber hecho las 327 cosas más que hay que hacer antes de darle a la claqueta, entonces seguro que se ponen a trabajar a las seis de la mañana. Vaya, que fijo que las calles que pisas las han puesto los publicistas cuando iban a trabajar. Porque no sé si te has fijado pero no hay anuncio de relojes en televisión que no se haya rodado a las 10.10 horas, la hora bruja de los anuncios de relojes, ni un minuto más ni un minuto menos. Y lo mismo para los anuncios de revistas, todas las fotos en las que aparece un reloj se hacen exactamente a la misma hora. Una de dos: o lo hacen para asegurarse de haber terminado el rodaje a las 11.30 horas y no perderse la hora de Coca-Cola Light en la que el obrero buenorro del anuncio se quita la camiseta y las oficinistas se hour responde a un truquillo publicitario ya que es la hora más fotogénica de todas y la que tiene un impacto sicológico más positivo en nosotros. Si bien es cierto que hay muchas leyendas urbanas que sugieren que se trata de un homenaje implícito a un famoso relojero que murió precisamente a esa hora, la realidad es que cuando un reloj analógico marca las 10.10 horas sus manecillas simulan una sonrisa o el símbolo de la victoria, cosas que tienen un impacto claramente positivo en la mente del consumidor. También es importante que a esa hora las manecillas no se superponen ni se oponen entre sí, lo que crearía un efecto estético curioso en ambos casos, bien porque parecería que hay una única aguja o porque daría la sensación que el reloj estuviera partido por la mitad. Y además, de este modo se puede ver perfectamente bien la marca, cuyo logo suele estar ubicado en la zona de las 12 horas y así queda realzado y enmarcado por las dos manecillas. En definitiva, a las 10.10 horas un reloj es una cara sonriente mientras que a las 08.20 horas es una cara triste y, puestos a elegir, la publicidad debe mostrar siempre el lado positivo, la sonrisa que vas a poner tú si te compras el reloj.
No hay puntada sin hilo. Ya ves que la publicidad tiene algún que otro truco. Estamos de acuerdo en que no es magia y no se grita abracadabra ni se sacan conejos de la chistera, pero no tiene nada que envidiar a la prestidigitación. Del mismo modo que un mago quiere crearte ilusiones con sus truquillos, la publicidad también pretende que te ilusiones con el producto que te está presentando. Y si te puedes ilusionar tanto como para comprarlo, pues mejor. Por ejemplo, tenemos el famoso truco del «coma noventa y nueve». Publicitariamente hablando es pecado capital que algo cueste $10.00 cuando puede costar $9.99. Hay quien ve un céntimo de en la calle y ni se agacha a recogerlo, pero en cambio algo de $50.00 le parece muchísimo más caro que algo de $49.99 porque de un modo son cincuenta y del otro cuarenta y pico. Este truco también se puede llamar el truco del precio sicológico y tiene poco que envidiar al de los magos que hacen levitar a su ayudante. Ilusionismo puro en ambos casos.
También podemos hablar del mítico truco de la prisa, que es un truco que tiene su origen en cualquier mercado de pueblo en el que hay quien vende fajas gritando « coooorre neeeena, que me las quitan de las maaanos ». Pues eso, corre a comprar que la oferta se va a acabar. Para ello déjate de frases como «nada por aquí y nada por allá» y apuesta por otras como «últimos días», «oferta especial del día» o «últimas unidades», que vienen que ni pintadas porque nos generan una necesidad de urgencia, de tener que decidir la compra en ese preciso instante. Vamos, te dicen que no te lo pienses dos veces, no vaya a ser que luego lo busques y no lo encuentres… y cuando te planteas poder quedarte sin ese artículo monísimo que habías fichado, de repente resulta que el precio ya no es tan importante, das por hecho que seguro que si se está terminando es porque mucha gente lo ha comprado ya que es bueno, bonito y barato.
O ahora o estrella es el de los descuentos, ríete tú de David Copperfield haciendo desaparecer la Estatua de la Libertad. Aquí hablamos de magia de la buena ya que este truco puede conseguir que tú, que habías descartado comprarte una chaqueta de $60.00 porque te parecía cara te planteas comprarte una de $7000 simplemente porque te dicen que el precio original era de $200.00 y está al 65 por ciento de descuento. Magia potagia. Si está tan rebajada te acabas de topar con una grandísima oportunidad, la ganga del siglo, y las oportunidades hay que pillarlas al vuelo. Y así vamos todos, a comprar al outlet en teoría para gastar menos, pero gastando más. Hablando en plata: si quieres que un publicista te saque una moneda de la oreja o te adivine qué carta has elegido de entre toda una baraja, lo llevas francamente dura, pero si quieres que te haga algunos truquillos para hacer desaparecer el contenido de tu cartera, entonces ya vas por mejor camino. Y es que el marketing no es más que el truco del almendruco.